¨Te he dicho que el dialogo interno es lo que nos hace arrastrar - dijo Don Juan-.
El mundo es así como es sólo porque hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es.
Cambiar nuestra idea del mundo es la clave de la brujería - dijo.
Las cosas son reales sólo cuando uno ha aprendido a estar de acuerdo con que son reales.
Es el hábito de hacer que el mundo se ajuste siempre a nuestros pensamientos. Cuando no se ajusta, simplemente lo forzamos a hacerlo.¨
Tomado de: ¨Relatos de Poder.¨ Carlos Castañeda. 1974.
En nuestro camino de Auto-Conocimiento vamos reconociendo poco a poco que cada uno de nosotros es artífice y creador de su propio universo, de su propio destino.
La auto-observación y el auto-estudio de nosotros mismos, nos permite advertir qué condicionamientos, patrones limitados, creencias o simplemente pensamientos, están nublando nuestro poder de creación y manifestación en La Vida; nuestra capacidad innata para vivir como en realidad anhelamos vivir, no sólo a nivel individual, también en sociedad.
La mayoría de estos patrones están fundados en el Miedo, y cuando logramos expandir nuestro estado de consciencia y vislumbrar al menos por un momento, la posibilidad de vivir en plenitud y en amor, (no en carencia y contracción); entonces se siembra en nosotros un inmenso poder personal, y al mismo tiempo, una gran responsabilidad: la de asumir que la cualidad de nuestros pensamientos determina nuestra realidad personal y colectiva.
Pues comprendemos que en últimas, es cada uno de nosotros quien tiene el poder de elegir qué idea del mundo proyectar hacia afuera, en palabras de Don Juan,: ¨con qué realidad vamos a estar de acuerdo.¨
Y así, paso a paso, vamos aprendiendo a dejar a un lado nuestro diálogo interno: esas voces que se repiten interminablemente en nuestra cabeza, y que nos insisten día tras día que todo es como creemos que es… Es como si por fin, un día dejáramos de creer que ellas tienen la razón, dejáramos de escucharlas y de seguir su consejo; para entonces, darnos el permiso de explorar lo que la Vida realmente puede llegar a ser en el presente, cuando dejamos de forzarla a que se ajuste a nuestros pensamientos sobre lo que debería ser…
Es en esa habilidad de ser y sabernos libres de nuestra propia cárcel mental, que vivir se vuelve un constante descubrimiento de nuestro potencial como seres creadores y conscientes de sus propias creaciones. Pues sabemos que ahora tenemos el poder de elegir cómo pensar y en ese sentido: cómo crear, o más bien, qué crear en nuestra Vida…
En este camino de expansión de la Consciencia, que va hacia nuestro interior para sanarlo, las Plantas Sagradas y Medicinas Ancestrales son una gran ayuda y herramienta. Ellas nos dan su mano, y nos guían hacia esos lugares adentro de nosotros mismos, en donde todavía no ha entrado la Luz, ni el abrazo curativo del Amor…
(Vale aclarar que de esos lugares que permanecen a oscuras ahí dentro es difícil darnos cuenta, valga la redundancia, por nuestra propia cuenta; pues nos hemos acostumbrado tanto a esa oscuridad, nuestra oscuridad, que la hemos normalizado. Y ese salto cuántico de expansión de consciencia que nos permiten las Plantas, nos ayuda a observarnos a nosotros mismos desde fuera, y a mirar lo equivocados que podemos llegar a estar en nuestros modos de pensar y de actuar, aunque nunca se nos hubiese ocurrido ponerlos en duda.)
Este camino de sanación a través del ser conscientes, nos permite reconocer que todo es posible cuando dejamos de hacernos zancadilla a nosotros mismos, pues si iluminamos con nuestra consciencia esos lugares oscuros adentro nuestro, nos damos cuenta de que en el fondo, no hay nada que temer, más que a nosotros mismos…
Y es que entonces, ya no hay nada que perder. Todo resulta siendo ganancia en este aprendizaje de La Vida. Y este conocimiento nos enseña a caminar libres de miedo por el mundo, con el corazón abierto, la mente en calma y el espíritu siempre Libre, sobrevolando lo que otros llaman ¨realidad¨ y soñando y sembrando en el pensamiento una verdad propia sobre el mundo, nuestro mundo.
© MÓNICA ANDRADE P. 2022
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